Intervenciones "decoricoartísticas"

Los de Google me van a castigar por actualizar este blog tan de uvas a peras (me los imagino en sus espacios de trabajo hípermolones poniendo a los blogueros vaguetes en los últimos puestos de la búsqueda, así en plan sádico).

Os cuento algunas cosillas (las intervenciones "decoricoartísticas" del título) que hemos ido haciendo por aquí y por allá, dejándonos la piel en el pellejo (como decía aquella ilustre pensadora a la que le gustaba mucho Vargas Llosa pero nunca había leído nada suyo. Yo tampoco, añado, pero no me las doy de lista).



Por ejemplo, decoramos la recepción de una escuela de teatro. En realidad, casi que lo único que hicimos nosotros fue buscar las piezas, ya que la dueña tenía muy claro lo que quería. 

Sobre una pared blanca, lo primero que ven sus alumnos nada más entrar, quería una composición de marcos de distintos tamaños y estilos. No quería que enmarcaran nada concreto; simplemente, el espacio en blanco. En plan "aquí-debería-estar-tu-foto-pero-con-tropecientos-alumnos-necesitaría-el-museo-del-Prado-para-poneros-a-todos". 

Para darle cierta unidad al conjunto, optamos por restaurarlos con hojas de pan de oro. 



Justo enfrente de esta composición, colocamos un espectacular aplique español de los años 60 con forma de sol, reconvertido en espejo (una pieza impresionante). Tuvimos que llamar a la grúa para transportarlo, no os digo más.

Y hace muy poquito contactó con nosotros una maravillosa fotógrafa a la que habían entusiasmado algunas de las piezas que hemos transformado. Cuando nos enseñó el piso donde iba a colocar los muebles, casi nos da un apachusque. Techos altísimos con talla, suelo hidráulico, espectaculares ventanales, puertas de acabado modernista... Lástima que aún no podamos mostraros imágenes de cómo quedó el espacio. Ni os cuento los kilos de tila que nos hemos metido vía intravenosa después de aquella visita.

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