The mimbre is back

El espejo, además de servir para que no salgamos a la calle con la raya del ojo mal hecha o peinados del revés, se ha convertido en un elemento decorativo imprescindible en el hogar. Un espejo de las proporciones justas y bien colocado puede ampliar el espacio y convertirse en un punto focal de lo más interesante. 


Por otra parte, un buen puñado de espejos de distintos tamaños en una pared desnuda, harán de tu estancia un lugar que tus visitas admirarán (alguno dirá: "¡uy, si eso lo tenía mi abuela!". Pero eso es pura envidia. Además, ¿qué tiene de malo tener algo de la abuela?).



Os proponemos en esta entrada utilizar espejos de mimbre (o bambú o ratán; la verdad es que no sé si es lo mismo), que le darán un punto artesanal, como de hecho en casa, a vuestra decoración. Además, somos de los que opinan que los objetos con una vida tras de sí tienen un valor especial. La mayoría de los que aquí os mostramos la tiene.


                                     


En estos últimos meses hemos conseguido unos cuantos, todos diferentes entre sí, pero con el encanto del paso del tiempo fijado en sus aristas y recovecos (la mayoría están fechados en las décadas de los 60 y 70). Unos más alambicados que otros, sencillos y recargados, grandes y pequeñitos. Imaginad una combinación de estas maravillas en una pared de vuestro salón. ¿A que molan?




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