La mascota de la dinastía Han
Curiosísima la historia que se esconde tras esta popular cerámica, todo un hit del interiorismo. Empezando por el nombre: resulta que en algunos sitios los llamaban "perros" y en otros, "leones". Se cree que los leones fueron introducidos en la época de la dinastía Han (siglo III a.C.) a través de la Ruta de la Seda como regalo para el emperador, siendo estos animales la inspiración para estas esculturas. Según otra teoría, las estatuas de estos leones guardianes fueron introducidas por los japoneses que, a su vez, los adoptaron de Corea (también se les llama "Korean dogs"). Sin embargo, en China se les conoce como "shishi", o "león de piedra". De hecho, la palabra "foo" deriva de las palabras chinas "Buda" y "prosperidad". Se cree que los leones guardianes son los protectores de la verdad en el budismo y su representación (ya sea en mármol, granito, bronce o hierro) tendría el poder de la protección. Tradicionalmente, se situaban a las puertas de los palacios imperiales, edificios gubernamentales, templos, puentes y en los hogares de la aristocracia. Estas figuras suelen ir en parejas: el macho se coloca a la derecha (el de la bola) y la hembra (la que sujeta el cachorro con su garra) a la izquierda. El primero vigilaría el exterior, mientras que su compañera le echaría un vistazo al interior.
Hay infinidad de tipos, pero los más populares son los de color turquesa (los blancos son preciosos también). Curiosamente, ninguno de los que aparecen en las fotografías de esta entrada son originales, sino réplicas (bastante conseguidas, por cierto) realizadas en escayola plateada y madera. ¿Qué os parecen? ¿Conocéis a alguien que las tenga? Si es así, les podéis contar esta historia.
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